Como todas las tardes, esta tarde
eché un nudo de amor a la jornada
retemplé lentamente, como siempre,
el madero vital de la encordada
y solté, como quien suelta pájaros,
un puñado de versos, casi nada.
De pronto, del misterioso silencio
en el que suele quedarse mi guitarra
se juntaron heroicos entreveros,
montoneras siguiendo sus moharras
gritos de “Libertad”, “Viva Entre Ríos”
guerreros de la lanza encandilada
por el glorioso celeste de tus ríos
y la sangre leal, cuajada en versos
de los poetas que te dieron la palabra.
Desde el fondo de la historia
qué deuda está pendiente todavía
con el pueblo de abajo, la bravía
gauchería real, la que hoy existe
arreando tu vital ganadería,
quemándose las manos en la esquila
o aquél que hornea el pan de madrugada
o el que mira sin ver, pues no hace nada
y está en el purgatorio, condenado
y además denostado, y todavía canta!!!
Sos tan hermosa Entre Ríos, tanto has dado
a la historia bravía de esta Patria
que no ha habido lugar para acordarnos
de los que cabalgaron la esperanza
con Francisco Ramírez, en la huella que quedo truncada
en el lejano Río Seco, una tarde cualquiera y recordada
¿Qué hubiera sido de la amante sola
si no fuera por fuera por Anacleto y su galope
que se trajeron a la Delfina en ancas?
Vuelven los pájaros que soltara Marcelino
a la costa de un Delio pensativo…
Y al pasar por las costas cristalinas
del Gualeguay que sangra con su limo
busca en el rancho que fuera de Atahualpa
su espíritu indomable, acaso un signo
que no fije hacia el presente, solo
un sueño de progreso indiferente
sino un destino de pájaros y nidos.
Ante la indiferencia, que es violencia
cuando se deja morir al malherido
ante tanto egoísmo y tanto olvido
que diera mi Entre Rios por volverte
a ver como “era entonces” en la letra
de Olegario, al regresar enternecido
y rescatar de los tiempos aquel niño.
Sin tristeza, solo esperanza y trino.
Pero aquí estoy, parado en tu presente
de rutas infinitas, de llamadas urgentes
pájaros que no olvidan el monte que les falta
y obreros de la tierra que siguen relegados.
Aquí estoy, de nuevo, mi Entre Ríos
desde el olvido mismo que es la memoria nueva
con gurises que ignoran tu perfume de flores
pero saben la ciencia que les dará futuro.
Pasa el río, cantando sobre su antiguo lecho…
Pescadores que buscan los peces de los siglos.
Se me hace congelada la misma canoíta
que parece salida del fondo de los tiempos.
Y ese hombre que espera, con paciencia infinita
el pez que dé cobijo a todas las familias
cuya panza tirita, casi ignorada y sola.
Y aquí estoy, entre - ríos, amante y asombrado
presuroso por tantos que merecen la vida
y sereno por tantos que acarician el alma
desde el cielo cercano de tus leves cuchillas.